Las calderas de calefacción necesitan un mantenimiento mínimo que asegure su perfecto funcionamiento. Esto es lo que hay que tener en cuenta para que siempre cumplan su función con la mayor eficiencia.
Un servicio de mantenimiento de una caldera debe ser tanto periódico como permanente, preventivo y correctivo. Es algo necesario para poder conseguir un alto rendimiento de la misma, un rendimiento de calidad, a fin de aprovechar al máximo sus posibilidades y ahorrar en la tarifa del gas. Estas revisiones pueden considerarse fáciles, desde un punto de vista técnico, pero conviene delegarlas en manos de profesionales por la peligrosidad que conlleva si algo se hace mal: no olvidemos que estamos tratando con gas y agua caliente.
Aún así, podemos tener presente una serie de consejos para que su mantenimiento sea más duradero:
• La caldera debe estar siempre muy limpia. Conviene mantenerla libre de polvo o residuos que se puedan ir acumulando y que harán que se obstruya posiblemente.
• Cerca de ella no hay que tener materias combustibles o productos corrosivos que puedan derramarse. Cualquier derrame accidental hay que limpiarlo en el momento.
La empresa encargada del mantenimiento de la caldera deberá realizar unas inspecciones básicas, como son:
• Verificar el estado del tiro, la mezcla de aire-combustible y la llama para que ésta no sea muy alta o emita humo.
• Asegurarse de que el sistema de combustible, válvulas, tuberías y el propio tanque funcionan adecuadamente, sin fugas de gas.
• Cerciorarse de que los sistemas de ventilación estén limpios y los gases producidos sean evacuados correctamente.
• Inspeccionar el aislamiento de las tuberías para evitar pérdidas de calor.
Por todo lo dicho, es conveniente confiar la revisión y el mantenimiento periódico de estas instalaciones a una empresa especializada y autorizado. No sólo se obtiene el certificado correspondiente de la revisión obligatoria, sino también la garantía asegurada de un buen trabajo realizado.