Hoy en día existe en el mercado un sinfín de modelos y marcas de calderas, de modo que es imprescindible atender a los consejos de un profesional antes de proceder a su adquisición e instalación. Para calderas antiguas o aparatos amortizados, es conveniente optar por una sustitución. Pero, ¿qué aspectos hay que tomar en consideración a la hora de adquirir una máquina de estas características?
¿Qué son las calderas de gas?
Una caldera de gas es un aparato que forma parte de la estructura básica para el aprovechamiento de este recurso, y su función principal es obtener agua caliente sanitaria para su consumo o para calefacción. Esta fuente de energía posibilita el ahorro en la factura de la luz con respecto a otras; además, al utilizar un combustible de gran poder calorífico se aprovecha mejor la energía, resultando mucho más eficiente.
Se pueden encontrar calderas de dos tipos: simples y mixtas. La primera de ellas se utiliza para calefacción. Por otro lado, las mixtas además añaden la funcionalidad de agua caliente sanitaria para la vivienda. A día de hoy, estas últimas son las más comunes para zonas donde resulta difícil instalar un sistema de calefacción centralizado.
¿Cuándo decidir cambiar la caldera de gas?
Es importante estar al tanto de la antigüedad y estado del equipo para saber cuándo es necesaria una reposición de la caldera. Sustituir sistemas antiguos por otros con mejores prestaciones es muy común; por ejemplo, cambiando una caldera atmosférica por una de condensación. En ese sentido, y para incentivar la reposición de equipos, algunas administraciones han lanzado campañas al estilo «Plan Renove»: antes de deshacerse de una caldera conviene, por tanto, echar un vistazo a la normativa de las distintas comunidades autónomas.
A continuación, vamos a exponerte algunas de las principales ventajas de las calderas de condensación. Después de leerlas, entenderás más sobre su funcionamiento y sobre cómo ahorrar en calefacción con ellas.
- Las calderas de condensación ahorran hasta un 15-20% sobre el suministro de agua caliente a 80°C, y entre el 20 y el 30% a 60°C. En edificios con calefacción por radiadores tradicionales, pueden conseguir un ahorro de energía que supera el 25%.
- Si decidimos cambiar una caldera convencional por una de condensación, el humo que saldrá por la chimenea será blanco, es vapor de agua, ya que parte de la energía de las calderas de condensación provienen de los humos y es lo que hace que consuman menos.
- Las calderas de condensación reducen las emisiones de gases a la atmósfera hasta en un 70%. Esto las convierte en sistemas de calefacción respaldados por instituciones y organismos oficiales, lo que implica que se pueden solicitar subvenciones y ayudas para su instalación y para sustituir tu vieja caldera, es importante considerar los planes renove de cada comunidad autónoma.
- Las calderas de condensación son sistemas seguros y eficientes, y puedes amortizar la inversión en un breve plazo.
La forma en la que se realizan las conexiones entre las tuberías y la propia caldera desvela la calidad con la que está fabricada. Para ello se utilizan las plantillas de instalación, cuyo objetivo es permitir que la caldera quede conectada a los servicios de agua y gas de manera eficiente.
Caldera atmosférica o estanca
Según el tipo de cámara de combustión las calderas pueden ser atmosféricas o estancas.
Caldera atmosférica
- Se caracteriza por tener una cámara de combustión abierta, es decir, coge el aire para la combustión de la estancia en la que se encuentra. Este tipo de caldera es potencialmente peligrosa.
- Es imprescindible que se encuentre en locales abiertos y ventilados para no dejar la estancia sin oxígeno. Pero según la nueva normativa para calderas de gas, este tipo de caldera ya no se puede instalar en viviendas.
Caldera estanca
Su cámara de combustión es totalmente estanca, es decir, la caldera se alimenta del aire del exterior del local. Este es el tipo de caldera que se instala en viviendas. Dentro de esta categoría encontrarás diferentes modelos:
- Caldera estanca convencional:
- Su cámara de combustión está cerrada. Es la “estanca de toda la vida”. Tiene un precio económico y sus prestaciones son acordes al precio.
- Caldera estanca de baja emisión de NOX (óxido de nitrógeno):
- Cumple la normativa RITE (Real decreto de Instalaciones Térmicas en Edificios) sobre la emisión de gases contaminantes. Esta caldera reduce drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero hasta colocarla en la calificación de clase 5 (menos de 70mg/Kwh de óxido de nitrógeno).
- Caldera estanca de condensación:
- Destaca por su elevado rendimiento (superior al 100%) debido a que aprovecha el calor residual de los gases evacuados tras la combustión. En lugar de desperdiciar este calor, lo usa para calentar el agua del circuito produciendo un ahorro de aproximadamente un 25% en gas. Para este tipo de caldera hay que será necesaria la instalación de un desagüe para eliminar los condensados. Esta caldera también es considerada de clase 5 (baja emisión de NOX).
Las calderas, en suma, aportan numerosos beneficios, como seguridad, independencia de la corriente eléctrica, comodidad y ahorro energético. Y no solo eso: al obtener el gas mediante un proceso natural, su consumo no genera residuos perjudiciales para el medio. Ahora que queda poco para la llegada del invierno, ¿qué mejor que proceder a la instalación de una caldera?
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